RIO CHICAMOCHA
Se mata un cabrito introduciéndole el cuchillo al borde del cuello. La sangre se recoge en una vasija para preparar la pepitoria (siguiente receta). El animal debe dejarse desangrar totalmente. Posteriormente se pica el cuero, se abre por la panza para sacarle el menudo (tripa, hígado, etc.) y por ultimo se despresa. Las presas se ponen a cocinar por tres horas y media, con sal, ajo, cebolla y cilantro. Ya cocinado, se deja enfriar y se adoba con comino, ajo machacado, color y media libra de manteca de cerdo. Una vez condimentadas las presas, se llevan al horno a una temperatura de 350 grados hasta que doren y sin dejarlas secar. También se puede comer sudado, para lo cual hay que condimentarlo al cocinarlo y servirlo con una buena salsa.
Se cocina la sangre con agua y sal y después se desmorona. El menudo (tripa, hígado, corazón) limpio de antemano, se cocina con sal por una hora y media aproximadamente. Una vez cocinado se pica en pedacitos y se revuelve con la sangre ya desmoronada. Se agregan comino, pimienta, color, ajo machacado, una libra de manteca de cerdo, 10 huevos cocidos y picados. Se pone la mezcla a baño de María y para servir se cubre con tostados rallados y queso criollo rallado. Todas estas carnes se pasan con chicha o guarapo y se acompañan con yuca frita, arepa, ají y cebollitas picantes.
Aunque hoy en día se encuentra en el mercado la masa lista y hasta las mismas arepas precocidas, el indiscutible sabor de la arepa casera hace que la formula original aún perdure. Se toma una libra de maíz amarillo blando y se pone a hervir en cinco litros de agua con media libra de ceniza hasta que su pellejo (hollejo) empiece a desprenderse. Después se lava en un canasto o cedazo y se deja reposando en agua fría de un día para otro. Se muele con unos chicharrones y se añade un poco de sal. Se amasa todo hasta obtener una contextura suave para formar las arepas y se doran por lado y lado sobre un tiesto hasta que queden tostaditas. El secreto para evitar que se ablanden mientras se sirven es colocarlas paradas con suficiente espacio entre una y otra.
La noche anterior, en una olla grande, se ponen a cocinar el callo, la mano de res, el maíz y el garbanzo, sin sal y con suficiente agua, durante aproximadamente cuatro horas. Se retira del fuego y se deja reposar durante toda la noche. Al día siguiente se agrega la carne de cerdo, dejando hervir hasta que las carnes estén blandas, momento en el que se sacan de la olla y al caldo se añaden la auyama, la papa y la pasta, dejando hervir a fuego medio. En un sartén grande con aceite y achiote se fríen la cebolla, el tomate y el cilantro para hacer un buen hogo, al que se adiciona sal y las carnes picadas. El hogo se agrega a la olla donde se están cocinando lo demás ingredientes, se revuelve bien y se deja cocinar otro rato. Opcionalmente se puede agregar una libra de falda de costilla de res, media libra de trompa de cerdo y un frasco de alcaparras en vinagre. Una alternativa de presentación es no revolver las carnes con la sopa y solo adicionarlas, en la mesa, al momento de comer.
Ingredientes:
Las Hormigas culonas, variedad de himenóptero de color amarillo oscuro, cabeza gruesa, tórax delgado, abdomen abultado, grandes tenazas y
cuatro alas.
Su preparación consiste en quitarles la cabeza, patas y alas, colocándolas al azar en losas delgadas que permitan su manipulación para evitar que se quemen en el proceso, se les pone una pequeña cantidad de agua con sal.
Se recomienda utilizar carne de capón con un grosor uniforme de aproximadamente un centímetro. Se adoba con ajo machacado, cebolla cabezona rayada, sal y comino. Una vez adobada se le riega el jugo de una naranja y un poco de panela raspada. Se deja conservando una noche y luego se expone al sol durante uno o dos días. Se puede consumir oreada, seca o asada a la brasa.
Entre los platos que se pueden encontrar dentro de la cultura culinaria de los municipios que rodean el Cañón de Chicamocha están:
Sopa de pichón, ruyas, sancocho con chorotas, mazamorra de dulce y de sal, ajiaco santandereano y caldo con huevo.
Masato, chicha, guarapo, sabajón.
Helados y paletas exóticas.
Esta iglesia es de una sola nave con espadaña y muro en piedra, una estructura de nudillos conforman su cubierta. Es importante destacar el trabajo en piedra del imafronte. Con una hornacina, como remate de la portada principal; la espadaña de 5 secciones rematando con una composición triangular y con pirijantes a lado y lado y una serie de varios cuadros con remates de medio punto que forman su decoración.
El poblamiento del barrio de santa Bárbara se inicia en la década de 1750, el párroco Joseph Martín Pradilla señaló el lugar donde los vecinos asentados debían edificar la capilla una vez organizados en Cofradía. En la década de 1780 se había terminado su construcción en piedra. En este siglo se ha realizado varios trabajos de restauración de la capilla y del retablo, siendo la última intervención realizada por Colcultura
En sí la capilla es de planta rectangular con piedra a la vista y estructura con par y nudillo con tirantes y canes, contiene ventanas cuadradas con jambas rectas y un pequeño coro accediendo por unas escaleras en piedra. El piso de la nave es de tableta de barro cocido. Dividendo la nave del Presbiterio que se encuentra a un nivel más arriba, se observa una baranda de balaustres, que sirve de división con la nave. La cubierta de este sector se encuentra a mayor altura que el resto de la capilla con una estructura de par con nudillos cubiertos de pañete, además con tirantes en madera sin labrar. El retablo mayor localizado en el testero se encuentra puesto sobre una mesa de piedra. Este retablo tiene una elaboración cuidadosa, sin embargo se observa que fue pintado de café lacado. Lateralmente existe una comunicación con la sacristía a través de un arco en piedra. La fachada principal con un arco de medio punto, y una pequeña ventana en arco que corresponden al coro. Rodeado de este arco aparecen una serie de decoraciones labradas en piedra con motivo de cruces. Encontramos también sobre la fachada el volumen correspondiente a la espadaña
Fue levantado por orden del Padre Joseph Martín Pradilla. Este barrio se formó con una parte de los vecinos que recibieron solar en tierra de la Virgen de La Piedra, durante 1780-1790. Unas referencias indican que para 1790 ya estaba terminada la capilla, por tal razón el cementerio antiguo de Barichara no estuvo localizado en la cuadra de esta capilla, sino en la salida al Guane. Para 1810 el barrio antes mencionado era conocido como El Humilladero. En 1897 Monseñor Evaristo Blanco ordena que se construya a la entrada del cementerio una elegante portada para darle importancia al lugar; esta fue construida a la izquierda del recinto de velaciones o anfiteatro. Además del crucifijo, esta capilla estaba dotada con los cuadros del vía crucis, tenía dos campanas, una de ellas fechada en 1870, dos lámparas, un ara, un retablo de altar, el púlpito, un comulgatorio, una pila bendita, un cuadro de la virgen de Chiquinquirá, cuatro cuadros pintados al óleo (Dos apóstoles y dos santos) y cuatro escaños. Hacia 1870, cuando por las leyes de tuición pasó la administración del cementerio al poder civil, esta capilla se convirtió en la capilla del nuevo cementerio dispuesto al costado.
El cementerio y la capilla de Jesús Resucitado son famosos por sus panteones y lápidas, tallados en piedra por los artífices del lugar.
Inicialmente se ubica en un lote a la salida de Guane, la escogencia del actual sitio del cementerio se realizó en 1870, desde 1886 en la carta constitucional los cementerios quedan al control de los párrocos. Esta ubicada en el parque del cementerio cerca de la capilla de Jesús.
La capilla del hospital de San Juan de dios es pequeña de un solo espacio, con techo a 2 aguas, portada principal y tres puertas más localizadas lateralmente, que comunican con espacios del hospital. Presenta un cielo raso falso de madera que no permite ver la estructura de la cubierta. Los muros se encuentran pañetados con un zócalo pintado en diferentes motivos que decoran las capillas. En los muros se desarrollan varios nichos con imágenes del Sagrado Corazón, San Pedro Claver, María Reina entre otros. El retablo que tiene la capilla situado en el altar es de madera sobrepuesto en una mesa de ladrillo pañetada en cemento, en el nicho central aparece un Cristo Crucificado. Su parte exterior se resume a una portada principal con una dovela central en piedra con una inscripción más arriba de la cornisa en piedra rematando el imafronte con dos campanas y un pequeño vano de medio punto.
En 1805 se hace la petición a favor del hospital que ya contaba con la casa donde sería su sede y disponía de un espacio para 18 camas, dos habitaciones de enfermería, localizado distante de la población como norma de sanidad. El hospital fue llamado de San Cayetano y era el asilo de ancianos y enfermos. Hacia el siglo pasado los Baricharas empezaron a diferenciar entre asilo de ancianos y enfermos. Así mientras sigue el hospital San Juan de Dios en las nuevas condiciones, la Sociedad de San Vicente de Paul se encarga de construir la capilla y los salones que servirían para el asilo, trabajo y educación a la parte desvalida de la población. La escritura 286 de Noviembre 28 de 1941 de protocolización la sucesión del Carmen Rosa González Camargo, adjudicando el terreno denominado El Llano y que la Parroquia transfiere en calidad de donación a la empresa social del estado en escritura 453 de Agosto 20 de 1959 en la notaría primera de San Gil.
Es una de las casonas ubicada en el sector periférico II pero que aún conserva su tipología colonial en tapia pisada con ventanas de madera y muros blancos.
Vivienda de medio claustro donde vivió uno de los personajes, las importantes del municipio; El Ex Presidente de la República Aquileo Parra.
Su estructura es en arco y está construido en piedra
Puente de la época de la colonia por donde se atravesaba en el camino real que conducía al municipio de San Gil.
Con anchas naves, separadas por las columnas monolíticas, que sostienen los arcos y sobresalen también su frontis y su Capilla de la Virgen de la Piedra con su retablo. Al principio las torres solo tenían dos cuerpos y terminaban coronadas por agujas hacia el cielo. En 1882 se destruyó el cuerpo superior y en cambio se le levantaron dos cuerpos, finamente pulidos y adornados con columnas con cornisa superior jónica. Por esto sobre la ventana del campanario se grabó el año 1882.
El Origen histórico de Barichara fue la creencia de una aparición de la imagen de María Inmaculada en una piedra, al señor Pedro Salgado. Pronto se le construyó una capilla para rendirle veneración y se estableció una verdadera romería. La existencia de la capilla de la virgen, cuya celebración de misas excusaba a los feligreses del Valle de Barichara de la obligación de asistir a la Parroquia de San Gil, motivo de una larga disputa que concluyó en 1753 con el ascenso de estatus de parroquia independiente, donde la capilla de la virgen se convierte en templo de tres naves.
Uno de los caminos más antiguos es el del comercio de los Guanes, antropólogos y otros investigadores han encontrado rezagos de presencia de rutas con una antigüedad superior a los 700 años antes de la llegada de los españoles. Los primeros moldes para hacer los caminos fueron las plantas de los pies de los indígenas. Germán Arciniegas, en el libro Los Caminos Reales de Colombia, afirma que: “El trazado tenue de las rutas indígenas respondía a las necesidades de un caminante, que podía ascender y descender rápidamente, saltar sobre las piedras para pasar una corriente de agua o superar pasos difíciles y estrechos”.
Los municipios que rodean el Cañón del Chicamocha el departamento de Santander cuentan con un valioso patrimonio
arqueológico:
arte rupestre, cerámica, textiles y momias. El municipio de Los Santos es una zona de gran interés arqueológico y fuente patrimonial, el
estudio de
dos sitios excavados han develado una información valiosa sobre la forma de vida de los Guanes que en el siglo XI d.C. poblaron la zona.
(Fuente
Información Arqueóloga Mónica Giedelman Reyes Ph.D.)
En relación a la técnica empleada se mencionan pigmentos de color mayoritariamente ocre - en varias tonalidades- derivado de la piedra
hematita, que
es frecuente en algunas localidades. Adicional a gamas de color: naranja, blanco, crema, morado, negro, amarillo, verde, café y morado;
los
primeros
cuatros son más comunes que los otros. La literatura menciona pocos ejemplos de dibujos bicolores y antropo-zoomorfos. La técnica más
usada en
las
pictografías fue posiblemente el aplique con el dedo, aunque hay ejemplos de pinturas hechas con pinceles, brochas y sellos (estampados).
Las
líneas
de contornos de las figuras son continuas y punteadas. Algunos autores mencionan el hallazgos de artefactos depositados cerca de los
paneles
que
aluden a posibles herramientas empleadas por los artistas prehispánicos, infortunadamente no existen datos contundentes al respecto.
Hay evidencia de arte rupestre en Los Santos en 23 sitios distribuidos en siete veredas, existe una prolífica muestra de paneles con pictografías que en su gran mayoría se encuentran en abrigos rocosos.
Panel ubicado en la Vereda Los pozos del Municipio de Los Santos en un abrigo rocoso con varias caras que alojan múltiples pictogramas de color ocre y de formas diversas: geométricas, fitomorfas, antropomorfas y otras no identificadas. La densidad de reuso del espacio mediante la superposición de motivos y el total aprovechamiento de las superficies de este sitio; de hecho pinturas evidencia el, es en el inventario el panel con mayor número de pictogramas. Adicional, existe otros paneles muy cerca, aunque con un número menor de pinturas. Este abrigo rupestre es de fácil acceso y la afluencia de visitantes ha contribuido a su rápido deterioro, pues existe ejemplos de graffitis, exfoliación deliberada de la roca y aplicación de sustancia como agua oxigenada.
Los primeros incluyen figuras circulares (algunos círculos con radianes), cuadradas, triangulares (algunos triángulos con ángulos redondeados y otros concéntricos), romboide, lineares (líneas paralelas en dirección vertical y horizontal) y puntos y líneas rectas y curvas.
Hay representaciones naturales de helechos, cactus y otras plantas sin identificar.
Cardúmenes de peces, conejos, simios, cangrejos, murciélagos, ranas, lagartos e insectos, incluso hay casos de animales estilizados.
(Humanos) escenas que representan actividades de subsistencia, rituales o su cultura material), geográficos y otros no identificados. El conjunto de figuras antropomorfas comprende la figura humana, manos, cabezas con tocados y manos con seis dedos, entre otros y figuras enfrentadas/interconectados que se han interpretado como escenas de dualidad: hombre-mujer. Junto a ello, las representaciones culturales retratan escenas de pesca y a personajes con tocados que algunos autores identifican como caciques.
Adicional, se plasmaron artefactos de su cultura material, que se creen son: collares, manillas, pectorales, instrumentos de pesca, garfios y máscaras rituales, entre otros. Otros paneles tienen dibujos como arrojos, ríos, terrenos y estrellas (fugaces) que pueden hacer alusión a una posible intención de demarcar áreas de importancia, como mapas de guía. Otras pictografías no han podido ser identificadas aún.
Los caminos reales del oriente colombiano se integran siguiendo la ruta Santa Fe de Bogotá, Tunja, Bucaramanga, Pamplona y Cúcuta, con ramales hacia Cartagena de Indias y Venezuela; se extiende en esta parte de la patria en los hoy departamentos de Cundinamarca, Boyacá, Santander y Norte de Santander. Se ubican estas sendas en la cordillera Oriental, en paisaje de montañas y mesetas, páramos, valles interandinos, cañones geográficos, el cañón del Chicamocha, valle de los Ríos Suárez, Sogamoso y Lebrija, la sierra nevada del Cocuy, las montañas santandereanas y mesetas Cundi-boyacense, las selvas del Catatumbo y otras subregiones y paisajes naturales y culturales
En Santander aún permanecen algunos tramos de los antiguos caminos de herradura coloniales, se han conservado en parte por la necesidad de movilizarse de los habitantes de la zona. La mayoría de los caminos reales y republicanos se constituyeron en el eje del sistema de transporte del siglo XIX. Inicialmente los caminos fueron abiertos por orden expresa de la corona para trasladar el situado fiscal y vigilancias especiales; sin embargo también hubo sendas abiertas por los gobiernos indígenas.
Paisaje Cultural Cañón del Chicamocha es el Resultado de una Investigación sobre el uso de las tecnologías de la información y la comunicación en la difusión digital y documentación del patrimonio cultural colombiano. Herramienta audiovisual que divulga el patrimonio arqueológico, arquitectónico y gastronómico del oriente colombiano y que promueve la apropiación del patrimonio material e inmaterial de la región.
Martínez Carreño, Aída (1985), Mesa y Cocina en el Siglo XIX, Bogotá, Colombia: Fondo Cultural Cafetero. Reeditado por
Editorial Planeta, Bogotá (1990) y por Ministerio de Cultura, Bogotá 2012.
Morales, Jorge y Cadavid, Gilberto. Investigación etnohistóricas y arqueológicas en el área Guane. Fundación de Investigación Arqueológicas
Nacionales, Banco de la República, 1984.
Jiménez de Muñoz, Edith. Los Guanes. Boletín de Arqueología. Bogotá, 1945.
Velandia, Francisco y Rojas, Nadia. Mesa de Barichara, Colección patrimonio de Colombia. Ingeominas, Bicentenario de la independencia de
Colombia 2010.
Domínguez Núñez, Martín. La articulación de la significación en dos paneles del sitio de artes rupestre. Mirador de Bárcenas, Mesa de los
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Pinilla, Miguel José y Vivas Guevara, Pedro Antonio (presentadores). El Chicamocha. Presencia viva de Santander, Iris Impresores, 2009.
Lleras Pérez, Roberto y Vargas Escobar, Arturo. Palogordo, La prehistoria de Santander en los Andes Orientales, 2005.
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